Años 80, en algún lugar de la Cataluña obrera. Tras varios años de aprendizaje y entrega, los empleados de una empresa textil se ven en la calle cuando la fábrica es abandonada a su suerte por la patronal.
El panorama no es muy esperanzador: optar al subsidio de desempleo resulta toda una ordalía y el acceso a otra ocupación parece misión imposible. Varios trabajadores, entre ellos el charnego Agustín, resuelven embarcarse en la idea de refundar la fábrica como cooperativa, optimizando todos los recursos a su alcance para restablecer una cartera de clientes y, sobre todo, recuperar su dignidad laboral.
Rubén del Rincón, testigo infantil de aquellos días emocionantes, relata aquí la épica empresa de aquellos hombres, sus vidas, su entorno y sus anhelos, logrando el retrato de una época que, como ocurre con las mejores crónicas del pasado, no deja de darnos pistas acerca de nuestro presente.
Amena y agradable, con trazo sencillo y caricaturesco, pero siempre cercana, la historia de los trabajadores de una fábrica de telas catalana que ven como la patronal les abandona a su suerte llevándose consigo todo el dinero de la empresa, resulta una muestra comiquera de buen gusto en la narración de tintes autobiográficos. Decididos a aguantar y aprovechar como sea posible la embestida del destino, acaban por montar una cooperativa comprando ellos mismos la fábrica en cuestión.
El padre de Rubén del Rincón ejerce de nexo de unión y protagonista visible dentro de una trama que puede parecer una más entre las dolientes naderías pedantes del sub-género estrella comiquero de la «novela gráfica», pero con una frescura y desparpajo innegables a la hora de enfrentarse a la narrativa y puesta en escena. Asimismo la humanidad y cotidianeidad que desprenden sus personajes e imágenes consiguen ser más que suficiente como para destacar con la honestidad de la propuesta. Se nota que es una historia personal contada con el corazón y el trabajo gana con ello.
Un libro entretenido y simpático culminado con un acertado colorido de la mano del hermano del dibujante. La agradable sensación de lectura con poso y ciertos reflejos del presente laboral en nuestro país dan por resultado un cómic de lo más loable
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