Al hilo de uno de los debates más recurrentes en el seno del anarquismo (como indica Ruymán Rodríguez en el prólogo a este libro, el conflicto entre anarquismo individualista y anarquismo societario cuenta con más de un siglo de vida), Murray Bookchin aborda en este texto lo que considera algunas debilidades, contradicciones y contraindicaciones de las corrientes más influyentes en los ámbitos libertarios durante las últimas décadas.
Acentuando uno de los aspectos más afilados de su personalidad intelectual, polemiza con las tesis primitivistas, informalistas o antitecnológicas —diferenciando estas últimas de la crítica antidesarrollista— y concluye que resultan inofensivas como herramientas tanto teóricas como prácticas, a la hora de subvertir la sociedad capitalista.
Con el cuestionamiento de figuras de referencia como John Zerzan, David Watson o Hakim Bey, Bookchin denuncia lo que entiende como un anarquismo posmoderno de retraimiento a la experiencia individual, para reivindicar un anarquismo social sustentado en los vínculos colectivos, sociales y organizativos.
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