Este tomo se corresponde en parte al Tomo 6 editado en 1938 por la Ed. Tierra y Libertad en plena guerra civil, nunca más editado pues las ediciones tanto de la Ed. La Piqueta como de la Ed. Júcar solo contenían los 5 primeros tomos, así pues es en parte inédito en estas tierras con correcciones a la traducción original o directamente nuevas traducciones.
En este tomo se detallan las etapas de la evolución de Bakunin desde su niñez y su formación religiosa y militar y su profundo anhelo de lógica frente a las contradicciones materiales e intelectuales con las que tropezaba. En Rusia como en el extranjero, Bakunin tuvo encuentros con personalidades excepcionales rusas (el intelectual ateo Belinski, el revolucionario antizarista Herzen), alemanas (el sastre comunista Weitling, el poeta luchador Herweg, el teórico socialista Marx) y francesas (el teórico anarquista Proudhon), durante un periodo de grandes tensiones sociales e intelectuales. Las realidades violentas y las represiones vividas por los polacos del imperio ruso, los eslavos del imperio austro-húngaro, los obreros franceses, fraguaron su idiosincrasia y su compromiso en la lucha. Por eso fue condenado a muerte en Prusia y luego entregado al imperio austriaco que también le condenó a la pena capital, para terminar entregándole al imperio zarista que ya antes le había condenado en rebeldía a varios años de cárcel confiscando sus bienes. Ya en Rusia, el poder intentó quebrarle moral y físicamente. En total, Bakunin estuvo más de ocho años en calabozos y unos cuatro años de destierro en Siberia hasta su fuga en 1861.
A los 47 años, envejecido, tras 12 años de encierro, Bakunin regresó a Europa occidental y retomó la militancia revolucionaria para proseguir la lucha revolucionaria a partir de sus experiencias y de su paulatino conocimiento de las nuevas realidades. Es así cómo se fraguó el anarquismo de Bakunin, es decir, el combate contra la opresión económica (el capitalismo) y social (tutela, sumisión a una autoridad incontrolada e incontrolable) sea cual sea: atea o religiosa.
“El Estado, dije, por su mismo principio, es un inmenso cementerio adonde vienen a sacrificarse,morir, enterrarse todas las manifestaciones de la vida individual y local, todos los intereses de las partes cuyo conjunto constituye precisamente la sociedad. Es el altar en que la libertad real y el bienestar de los pueblos están inmolados por la grandeza política; y cuanto más completa es esta inmolación, mejor establecido está el Estado”.
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