Salvador Seguí resucita

Escritos, entrevistas y discursos del histórico militante de la CNT se unen a la antología más completa hasta ahora, editada cuando se cumple un siglo que lo asesinaron

Escribir sobre el Chico del Sucre no es fácil. Tampoco es sencillo hacerlo sobre Salvador Seguí Rubinat, a pesar de que sean la misma persona. Escribir sobre el que el histórico sindicalista asesinado por pistoleros pagados por la patronal barcelonesa escribió, aunque pudiera parecer algo más ligero, tampoco lo es. Parece que la figura inconmensurable de este personaje continúa levantando la voz a cada palabra que inmortalizó con su tinta aguerrida. Esto es el que han conseguido desde la Fundación Salvador Seguí y la CGT al editar una Antología, la más completa hasta ahora, de los textos que el sindicalista publicó a diarios, así como sus discursos a los compañeros que siempre lo escuchaban atentos. Además, la monografía reproduce una novela corta, desconocida hasta ahora.

Emili Cortavitarte Carral es el presidente de la fundación a cargo de la edición del libro que, con más de 350 páginas, adentra el público en el ideario de este luchador. Un siglo después del salvo que acabó con su vida un 10 de marzo, la obra del Chico del Sucre es un recorrido por los artículos de prensa, mítines, entrevistas, cartas al director y conferencias que ponen de manifiesto su fortaleza oral, su interés por la palabra, su devoción por la acción contundente. No escribía libros ni ensayos grandilocuentes de vocabulario exquisito; se limitaba a hablar a sus iguales del mismo modo en qué ellos le hablaban.

“Seguí se empezó a politizar a los 15 años. Era pintor de paredes, este era su oficio. Con el tiempo, lo encarcelaron varias veces por militar a la CNT y fue secretario general en Cataluña el 1916, y jugó un papel determinante porque los miles de obreros que participaban a la huelga de la Canadiense volvieran a los lugares de trabajo y, así, respetar el acuerdo a que había llegado el comité de huelga”, introduce Cortavitarte. Sus oraciones no miraban hacia el cielo, sino hacia delante, en horizontal, donde centenares de compañeros cenetistas lo escucharon a los varios congresos confederales en que participó; unas palabras que también se recogen a la monografía publicada por la CGT.

Tal como expresa el presidente de la fundación, “hemos recuperado todo el que dijo y escribió públicamente, en este caso, en castellano, porque la mayoría de sus textos están en esta lengua, a pesar de que sus intervenciones orales las solía hacer en catalán”. Este afán los ha llevado a descubrir una segunda novela corta escrita por el sindicalista, más allá de la ya conocida y titulada Escuela de rebeldía (Historia de un sindicalista), publicada el 1923. Un año antes, la prosa de Seguí también se paseó entre las páginas de la revista La Novela Roja, de Madrid, para publicar ‘Episodios de la lucha. El optimismo de Silverio Salgado’. “Nadie pensó que publicaría en una revista con tendencias protocomunistas o socialistas radicales, y por eso ha pasado desapercibida hasta ahora”, explica Cortavitarte.

En orden cronológico, el lector y lectora encontrará hasta 55 textos en que aparece uno Siguió poliédrico y descarnado, honrado, dubitativo otras veces, acertado siempre. El presidente de la fundación, encargado de prologar la monografía, señala algunos pasajes imprescindibles: “Desde el punto de vista sindical, quizás sus textos más interesantes son los del año 1922 publicados en la revista de Zaragoza Cultura y Acción, en que habla que la CNT no se tiene que sumergir en la marginalidad después de los años duros de la represión. Y respecto a su pensamiento político y sindical, yo recomiendo los textos sobre sus conferencias en la prisión del castillo de la Mola”.

Esta antología, que pronto estará a la venta, no deja de ser un tipo de paseo por los planteamientos del sindicalista catalán y la evolución que sufrieron. Todo ello, aliñado con textos de índole más personal, como ejemplifica ‘La primera peseta de Seguí’, configuran una publicación tan necesaria como cuidadosa que, un siglo después, demuestra que Seguí continúa vivo.

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